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Del otro lado escuché:
-“Esperando el desenlace”.
Me empiezo a reír nerviosa porque no
quiero llorar, y entonces sin siquiera pensarlo me sale el peor
comentario que podría:
-“es un nombre perfecto para una
banda de post-punk”.
Ahora del otro lado sólo se oye el
silencio que marca los límites de la ubicación.
La muerte, el suicidio, hospital, fin
del dolor.
Decido seguir con la película que
habíamos elegido. Quiero olvidarme de todo. Quiero entender algo. En
la película todos mueren menos el protagonista. Termina. Saludo a
mis amigos y salgo. Afuera me doy cuenta de mi estado. No dejé de
llorar durante toda la película. Pienso que así no puedo aparecer
en el hospital, qué es egoísta, que tengo que ser fuerte para
contener y acompañar.
Llamo y pregunto con mucha culpa si
mañana seguirá ahí.
Pienso que la muerte no se decide, está
muerte no se decide. En su caso el final llega y punto. Lo esperan,
lo desean, lo necesitan. Aquí si la muerte es el fin del dolor, y él
sufre y mucho. Ya la morfina no le hace efecto y sobrevivir no es una
posibilidad.
No estuve a su lado, no pude preverlo,
me tomó por sorpresa y eso amontona todas las sensaciones, las
mezcla, las confunde, las atolondra.
Una vez más la muerte ante el egoísmo de
los que quedan, mi egoísmo que espera que aguante un día más
para despedirlo.
Me vine a un café, un lugar que me
gusta mucho. Vine y no puse música ni leo un libro, escribo, estoy
llorando y escribo. Escribo porque no entiendo, no entiendo nada y de
repente entiendo. Se muere una persona que NO quiero que se muera."
Buenos Aires 14 de Julio de 2013
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